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MÉXICO, DF, 29 de septiembre de 2014.- Después de tres años de seguimiento a un grupo de familias víctimas del maltrato intrafamiliar y abuso sexual, un equipo de investigación de la Universidad Javeriana encontró que las agresiones, además de todo el daño que causan por sí mismas, reducen la capacidad de las mujeres y de sus hijos para pensar, recordar, sentir, analizar y relacionar.
“En medio del escenario del maltrato, la mujer pierde la capacidad de defenderse y, paulatinamente, renuncia a la expresión de sus deseos y al ejercicio de sus propias capacidades: deja de existir psíquicamente”, explica Nubia Torres, una de las investigadoras de la Maestría de Psicología Clínica de la Universidad Javeriana.
El maltrato intrafamiliar es un problema tan frecuente que, de acuerdo con el más reciente informe de Medicina Legal, el año pasado se registraron 68 mil 230 casos: 44 mil 743 (65,58 por ciento) correspondieron a violencia de pareja y 9 mil 708 (14,23 por ciento) contra los hijos.
Para estudiar el impacto del maltrato en el funcionamiento mental de las afectadas, los investigadores de la Universidad Javeriana analizaron la situación de cerca de 70 mujeres, de Bogotá y sus alrededores, que asisten con sus hijos a centros de refugio para recibir protección y ayuda psicológica.
El equipo logró establecer que los ataques a muerte hacia las madres, en los casos más extremos, afectan directamente a los niños, que cuando no son golpeados o víctimas de abuso, son testigos de la violencia lo que los hace crecer con miedo y terror, reduciendo también sus capacidades mentales.
“Nos encontramos con que la violencia hace que las funciones de las víctimas queden disminuidas hasta llevarlas a reaccionar de manera reactiva, con una capacidad de pensar empobrecida que no les permite organizar una idea o crear mecanismos para defenderse y defender a sus hijos”, asegura la psicóloga.
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