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TAPACHULA, Chis., 28 de julio de 2014.- Hace un mes Roque se quiso matar en el albergue para menores fronterizos del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Tapachula.
El salvadoreño de 17 años plegó la sábana de su cama a manera de cuerda. Un extremo lo sujetó al ventilador del techo, el otro lo amarró a su cuello.
El muchacho que huyó de la violencia de su padrastro y de las amenazas de muerte de pandilleros en su país, al que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) le rechazó su solicitud de asilo en marzo pasado y que sufría bullying en el albergue por su bisexualidad, se colgó del ventilador.
Roque comenzaba a asfixiarse cuando alguien entró a su habitación e impidió su muerte. “Analizando mi vida, ya no quería vivir”, dice en el albergue no gubernamental en el que ahora permanece y del que se omite el nombre.
Diego Lorente, director del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova -en Tapachula-, quien acompaña legalmente al salvadoreño, asegura que su caso ejemplifica la política mexicana de detención y deportación sistemática de menores centroamericanos no acompañados.
Detalla que en 2013 se detuvo en México a 9 mil 893 menores, “de los cuales 50 obtuvieron refugio”, se deportaron 8 mil 350 (84% del total de niños) y el resto, mil 493, tendrían familiares con estatus diversos en el país.
Lorente indica que se desconoce a cuántos de los 7 mil 600 menores centroamericanos no acompañados deportados de México en lo que va de 2014 se les negó un debido proceso de asilo y se les deportó a pesar del riesgo que corrían sus vidas.
Carlos Flores, de la organización hondureña Casa Alianza, que ha participado en el registro de 6 mil 400 menores repatriados de México a Honduras en este 2014, estima que 40%, unos 2 mil 300, migraban solos, y en general se les ocultó información del estatus de refugio.
“Sólo a uno de cada 10 menores le dijeron en México que tenía derecho al asilo”, dice desde Honduras, el principal país expulsor de menores en la región y que, según la Organización de Naciones Unidas (ONU), tiene la mayor tasa de homicidios del mundo: 90.4 por cada 100 mil habitantes.
FUENTE: El Universal