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Cuauhtémoc marca la ruta
Se dice mucho, se promete mucho, se imagina mucho y con esa misma intensidad también se engaña mucho, se roba mucho y se calumnia mucho. El mundo de los políticos de siempre está al revés, anuncian cifras económicas maravillosas que solo se ven reflejadas en sus bolsillos, programas de seguridad pública con magros resultados que solo pueden sentir ellos rodeados de sus guaruras, hablan de la recuperación del empleo y salarios dignos cuando sólo ellos gozan de salarios que ni en el primer mundo se permiten, en fin, muchas cosas son las que están mal, muchas más las que debemos de cambiar, pero no lo conseguiremos si dejamos que esta contundente mayoría de diputados y senadores que junto con los diputados locales, gobernadores y alcaldes así como regidores sigan trabajando para un partido, para un buen retiro o para quedar bien acomodados en las siguiente elección.
Definitivamente requerimos de políticos comprometidos realmente con la gente, de políticos enamorados de su tierra, de su cultura, de sus costumbres; políticos que tengan como finalidad la de hacer brillar a México, políticos que sean sensibles a las necesidades de sus semejantes, de sus paisanos, de su gente, muy pocos existen hoy y los pocos que hay son opacados por esa gran mayoría de individuos que piensan que la política es una especie de empresa transnacional que les permitirá darse vida de millonarios. Muchos aspiran a un encargo para conseguir ese objetivo, vivir bien, más que bien a costa de lo que sea, gente sin principios, sin sensibilidad y con un apetito voraz a la hora de las grandes negociaciones como ellos les llaman a las que hacen debajo de la mesa, donde ponen precio a la postergación del progreso de un pueblo.
Hoy más que nunca requerimos de mujeres y hombres libres que no pertenezcan a partidos u organizaciones de siempre. El cambio de rumbo está en el poder ciudadano, ese que deberá terminar con la corrupción, con la impunidad, el despotismo y los desfalcos de las arcas gubernamentales, construir gobiernos honorables, trasparentes y sensibles a las demandas de la gente, donde no se tenga que librar una batalla administrativa para poder hablar con el gobernante en turno, donde haya apertura, tolerancia y capacidad que junto con el talento político respectivo sea la bandera de una nueva clase política, terminemos con los políticos que se creen artistas de Hollywood y demos paso a los políticos que aman a su país y son solidarios con su gente, formemos ese ejército de mujeres y hombres libres que le den paso al resurgimiento de nuestro país.