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CUERNAVACA, Mor., 17 de abril de 2014.- Para el XII Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, los casos de pederastía en el mundo ya son “una herida cicatrizada”, a la que, desde el Vaticano, “se les ha puesto el remedio necesario”.
En el Jueves Santo, considerado como el Día del Sacerdote, el máximo representante de la Iglesia católica en Morelos, calificó como críticas infundadas las que se generan por sectores sociales vinculados a los casos de peredastía, al igual que las que señalan enriquecimiento ilícito de sacerdotes.
“Yo creo que son criticas infundadas, en el sentido de que si todos los sacerdotes fueran así, ya hubiera desaparecido el sacerdocio. Pero es una parte humana del sacerdocio, que ya ha sido puesta en su lugar y que nuestros Santos Padres Benedicto y Francisco, ya le han puesto el remedio necesario y, hoy, la herida se ha cicatrizado”, aseveró.
Entrevistado al término de la Misa Crismal en la Catedral de Cuernavaca, Castro y Castro pidió a los medios “más que a poner atención a estos casos (de pederastía) que son aislados, que estén presentes cuando celebramos 50 de sacerdotes que han vivido santamente… no hay ningún medio de comunicación presentes en estas celebraciones”.
“Esos casos también deberían de sacarlos a flote, que no son noticias, sino una forma de destruir; sino también (deberían sacar) a aquellos casos que construyen y lo que nos hace descubrir esa mano de Dios en nosotros”, apuntó.
Antes, ante los sacerdotes de la Diócesis de Cuernavaca, miembros de congregaciones religiosas, monjas y laicos comprometidos el prelado explicó que Jesuscristo instituyó en el Jueves Santo el sacerdocio y la Eucaristía que se celebra hoy.
“En esta Semana Santa y toda la Cuaresma, nos invita a reconstruir el tejido espiritual y a través de esos acontecimientos extraordinarios que nuestra fe nos da, vivirlos con intensidad, con fe, con agradecimiento y con la capacidad y el estupor de sorprendernos de lo que Dios ha hecho para nosotros… que nuestro corazón no pierda esa capacidad de conocer el amor de Dios inmenso que se ha hecho hombre, que ha muerto y resucitado”
“Hay que regresar a la fortificación de la dimensión espiritual y en eso los sacramentos son un medio extraordinario. Estas vivencias de Semana Santa y la oración son aquellas dimensiones que tenemos que fortificar y nos dan la fortaleza inaudita”, recomendó.