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CUERNAVACA, Mor., 13 de abril de 2014.- La Diócesis de Cuernavaca se unió a la determinación del gobierno perredista que prohibió la semana pasada la presentación bandas y cantantes en cuyas letras hacen apología de la violencia, la muerte y el narcotráfico; llamó a los municipios a desalentar la contratación y presentación de uno de los ejemplos de esa corriente musical conocido como El Komander.
Luego de la ceremonia del Domingo de Ramos, que para los católicos es el inicio de la de la Semana Santa, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, apuntó que que todo aquello que ayude a reducir la violencia, debe ser apoyado, aunque externó de forma tácita sus dudas de que por el simple hecho de prohibir la presencia en la entidad de estos exponentes musicales, la violencia y el crimen organizado desaparecerán.
“Con todo respeto, la decisión que se ha tomado… si se ha tomado es por alguna razón, yo también me uno a esta decisión, (porque) si no va a disminuir, al menos no la va a provocar (la violencia y el crimen…)”, externó el prelado.
“No conozco otros casos (como el del Komander), pero ciertamente, si la música es un arte debe ayudarnos a todas a crecer en los valores, en la belleza, en la armonía y si ese es uno de los objetivos del arte y la música, también debería ayudarnos (a crecer como sociedad)”, apuntó.
Antes, durante su homilía al interior del inmueble del siglo XVI, Castro Castro se refirió a los embates que ha recibido por parte de grupos liberales que le exigen silencio ante temas políticos y sociales, y se reduzca a su ministerio espiritual, luego de que hace unas semanas encabezara una marcha de más de 5 mil personas por el Día de la Familia, que terminó en un reclamo por la inseguridad y la violencia; además, también hace abiertos apoyos y manifestaciones públicas para evitar la despenalización del aborto y la autorización de las bodas entre personas del mismo sexo.
“En una coyuntura social y política que nos toca vivir en México, hay ciertos sectores políticos y mediáticos que pretenden que el dicho religioso sea relegado al fondo de las sacristías “, apuntó Castro al equiparar las contradicciones del pueblo de Jerusalén, quien en aquel recibimiento a Jesús, le recibían jubilosos y luego, ocho días más tarde, exigían fuera crucificado.
Así la Iglesia, dijo, hoy se le apoya en estas ceremonias y luego la sociedad de olvida de ella, y apoya algunos posicionamientos, recriminó. Y agregó: “Ahora la iglesia quiere ser reprimida y arrinconada”, añadió.