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Cuauhtémoc marca la ruta
Son las 7:30 de la mañana. Han transcurrido 10 minutos y la unidad no ha avanzado. Estamos detenidos en un tramo donde no hay semáforo, donde la estación anterior y la próxima quedan relativamente cerca una de otra. Apenas cabemos, vamos todos apretados, sujetándonos de lo que sea, entiéndase de un tubo, un hombro o mochila ajenas. Por si fuera poco, aunado al calor que se concentra al interior, el sol hace de las suyas. ¡Un calorón!
Aromas de lociones, perfumes, cremas, alimentos y humedad se complementan para conformar un cóctel alucinógeno. Asimismo se compaginan con gritos como “avance, chofer”, “carajo, voy a llegar tarde”, “no empujen”. Damas y varones por igual expresando molestia, sacando el estrés. Mirando hacia el exterior, los dos carriles de la avenida se resumen a un tapón vehicular. Ningún automóvil en marcha, todos quietos. En teoría, el Metrobús no debería formar parte del nudo pues para eso tiene un carril exclusivo. Entonces, ¿qué sucede? ¿Por qué no avanzamos?
-¡Qué poca madre!
-¿Qué pasó?
A manera de teléfono descompuesto, los usuarios del transporte público nos vamos informando del problema que nos mantiene estáticos y sofocados. De oreja a oreja transita el mensaje: ya invadieron el carril. Para evitar el embudo de los dos carriles que son para ellos, conductores decidieron utilizar el del Metrobús para sacar ventaja. Pero en realidad no han podido obtener provecho; quedaron atorados en el cruce de Ayuntamiento con Insurgentes Sur.
Tal es el caos que quienes vienen de Ayuntamiento para incorporarse a la avenida Insurgentes Sur nomás no pueden, y quienes se dirigen de Insurgentes Sur al norte, tampoco. Mucho menos los que quedamos amarrados en la trinchera, es decir quienes viajamos en Metrobús. Ni para atrás, ni para adelante, todos como estatuas (sentadas o paradas) sobre vehículos en el asfalto.
Martes 25 de marzo
Son las 7:00 de la mañana. Ocurre lo mismo que el día anterior, salvo por una diferencia: ahora tardamos cinco minutos en avanzar. Conductores han invadido nuevamente el carril del Metrobús y, de acuerdo a testimonios de usuarios, es asunto de todos los días.
En el semáforo ubicado afuera de la estación Ayuntamiento, sobre avenida Insurgentes Sur, un policía de tránsito intenta poner orden. Se enfoca en hacer respetar las luces del semáforo, no así el uso adecuado de los carriles. En ningún momento se dirige hacia los conductores que se apropian del carril del transporte público.
-Oficial, ¿no se supone que quienes invaden el carril del Metrobús están cometiendo infracción?
-Sí, pero ¿qué puedo hacer? Son muchos coches, todo mundo tiene prisa.
Miércoles 26 de marzo
Son las 8:00 de la mañana. La situación es idéntica a la de lunes y martes. El desorden vial es sello distintivo en la zona, el tapón ya es una costumbre en dicho tramo de la delegación Tlalpan. Nada ni nadie puede poner un poquito de orden. La única señal para contener la calma y la desesperación por llegar a nuestro destino ocurre al interior de la unidad cuando los usuarios apelamos a la sensatez, cuando decidimos darle un giro al hastío cotidiano de días anteriores y nos ponemos de acuerdo para acomodarnos de tal forma que no haya empujones y podamos respirar.