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Cuauhtémoc marca la ruta
Me pregunto ¿Qué pensarán gente como Rosario Robles, Manuel Bartlett, Manuel Camacho Solís, Miguel Ángel Yunes Linares o Arturo Núñez? ¿Por qué los políticos cambian de bando? ¿Cuál es la razón fundamental de que estas conductas se repitan una y otra vez? Tenga usted por seguro que no lo hacen porque están en desacuerdo con la manera en que se conduce la línea política del partido que les dio el registro, el recurso y la oportunidad de cobrar a razón de servir a todos aquellos ciudadanos que votaron o no por ellos, aquí es donde se descubre la verdadera naturaleza de estos sujetos, se enojan y se van, inclusive indignados, porque el dinero no corre a su favor, porque no serán candidatos, o porque prefieren vivir muy bien a costa de los actos de corrupción y desvergüenza de grupos políticos, que al igual que ellos, gozan la buena vida del político corrupto y holgazán, gozan de negociar su voto a cambio de dinero, se creen grandes estadistas poniendo precio a sus ambiciones, buscan negocios y reclaman más y más.
Muy pocos políticos han cambiado de bandera de manera digna y con una verdadera congruencia de no compartir el lodazal de su otrora, grupo político, que tienen el valor de no tener precio.
Gracias a este tipo de individuos se dan los grandes atracos, aunque muchos de ellos sólo sirven a los intereses inmediatos de quien los utiliza para después volver al bote de la basura, hombres y mujeres sin convicciones reales, sin compromiso social, sin dignidad, que sólo buscan seguir cobrando y haciendo negocios para acrecentar su patrimonio, que, cuando toman tales decisiones no están pensando en la gente que creyó en ellos, no, están pensando en que cueste lo que cueste, ellos no van a sufrir por la falta de recursos para seguir alimentando su enferma manera de hacer política.
Cuántos de ellos abundan hoy en día, y todos se caracterizan principalmente porque solo a ellos les va bien, no representan a nadie y muchos inclusive acusan rasgos de algún desequilibrio mental, este comportamiento -reciente en nuestra incipiente democracia- obedece a la falta de principios e ideología de quienes buscan un cargo para beneficio personal, es ahí donde esta clase de personajes ponen su mayor esfuerzo, no es desconocida la manera en que muchos de ellos se han hecho millonarios vendiendo al mejor postor la confianza de todos aquellos que creyeron en su proyecto, cambian de proyecto, principios e ideologías por su FUTURO PERSONAL.
Lo anterior como podemos advertir, se deriva, junto con la corrupción y la impunidad, la gran tragedia de México, la falta de políticos realmente comprometidos con las causas de la gente, del pueblo, de los más necesitados. Justo sería que no hubiera hambre, que no existieran sueldos paupérrimos, que nuestros paisanos no vivan arriesgando la vida por buscar un sueño en un país que no es el suyo, que todos gozaran de servicios de salud, en fin, la lista de todo aquello a lo que el estado tiene obligación, y que esta clase política ignora y desconoce.
Muchas veces he escuchado muy buenos discursos, de gente que inclusive llega a derramar lágrimas ante la injusticia social, pero en cuanto bajan del templete siguen su estrategia, su plan, que nada tiene que ver con impulsar una verdadera justicia social, la incongruencia de los que sólo miran por su propio beneficio es tal, que no les avergüenza el cambiar de color, de ideología y De de proyecto solo por una razón, su FUTURO POLÍTICO, que nunca tiene que ver con el impulso de políticas públicas que vayan en beneficio de los ciudadanos, jamás piensan en ellos a la hora de tomar una decisión, sólo miran POR SU PROPIO BENEFICIO.
Estos políticos conocidos también como saltimbanqui son una verdadera calamidad, estas son la clase de cosas que deben cambiar, no podemos permitir que gente que se supone trabaja por generar mejores condiciones de vida, solo ocupe espacios de privilegio y sobre todo, de toma de decisiones para llenarse los bolsillos y prolongar su actividad laboral a costillas de miles, cientos, millones de ciudadanos que creyeron en ellos.
La historia debe cambiar, los ciudadanos harían sin lugar a dudas un gran papel, debemos exigir también a los partidos políticos que no impulsen a sinvergüenzas que solo tengan como mérito ser el compadre, el amigo, o el pariente, que lleguen y que solo velen por sus propios intereses. Hoy es el momento de cambiar de rumbo.