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SAN DIEGO, 17 de marzo del 2014.- No es algo nuevo, pero recientemente, algunos inmigrantes han optado por pedir asilo político como último recurso para regresar a Estados Unidos, huyendo de la violencia que viven en su ciudad de origen, informó el periódico Milenio.
Obtenerlo puede ser un proceso largo y complicado, además que muy pocos logran comprobar una amenaza creíble.
Datos obtenidos en el Departamento de Justicia comprueban que el número de solicitudes desde México se ha casi triplicado en los últimos cuatro años.
En 2008, Estados Unidos recibió cerca de 3 mil 650 peticiones de asilo, mientras que en 2012, el número aumentó a 9 mil 206, de las cuales, únicamente se otorgaron 126 permisos para permanecer en el país.
México es el segundo país del que se reciben más solicitudes de asilo en Estados Unidos, superado únicamente por China, de donde se enviaron más de 10 mil peticiones.
En la última semana, cerca de 130 inmigrantes se han entregado a las autoridades de inmigración a través de la garita de Otay Mesa en San Diego, para pedir asilo o visas humanitarias de manera conjunta.
Florencio Rodríguez vino de Chilacachapa en Guerrero, comunidad a la que llegó luego de ser deportado de Estados Unidos hace tres años.
El inmigrante mexicano señaló que vive en el miedo, ya que, inclusive, ha recibido fuertes amenazas del crimen organizado.
“Tengo temor de que puedan hacerme algo, por eso estoy aquí, pidiendo asilo político. He recibido amenazas de que van a hacerle daño a mi familia, me han pedido mi nombre, mi dirección…primero me dicen que son de la Policía y luego me dicen que son de los Zetas. Ya no sabe uno si confiar en la Policía, porque no se sabe si están vinculados”, expuso.
Historias como las de Florencio Rodríguez se han escuchado en esta frontera dentro del movimiento “Bring Them Home”, que hasta el lunes ha realizado tres de cuatro intentos de cruce masivo.
La falta de una reforma de inmigración ha obligado a familias a buscar este método para regresar a casa, explicó el vocero de la Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes, Alex Aldana.
“Estamos hablando de familias desplazadas; niños que nacieron en Estados Unidos, los papás vivieron 10 o 15 años allá, son deportados y llegan a un México que no conocen y por razones de violencia, crimen organizado o impunidad quieren ofrecerle algo que les arrebataron a sus hijos por las leyes de inmigración”, expresó.
Obtener asilo político es mucho más difícil de lo que podría pensarse, y para ello, el primer paso es entregarse a las autoridades federales, quienes trasladarán a la persona a un centro de detención a la espera de una entrevista.
La abogada de inmigración, Katie Jo Keppinger, explicó que el proceso puede ser tardado, además que mucho dependerá de la primera audiencia que se tenga con un oficial de inmigración, misma que puede durar minutos o inclusive horas.
“El oficial tiene que creer lo que la persona está diciendo sobre las razones para pedir el asilo. Luego, si el oficial dice que sí y cree que la persona tiene un caso, se va a una corte de inmigración donde se debe mostrar las pruebas, los argumentos. Es un proceso muy complicado, no es algo fácil presentar un caso de asilo”, explicó.
El vivir en una ciudad insegura o haber sido víctima de un crimen no se considera razón suficiente para pedir asilo, sino que la persecución debe estar ligada a ciertas categorías, detalló la especialista.
“La persona debe mostrar que ha sufrido persecución o tiene buenas razones para tener miedo, en base a opiniones políticas, raza, religión, nacionalidad o porque la persona es parte de un determinado grupo social”, expuso.
Inmigrantes del movimiento “Bring Them Home” permanecen en centros de detención, donde algunos ya han tenido entrevista con oficiales federales.
Ahora, se mantienen a la espera de si su caso procederá y podrán quedarse en Estados Unidos, o si verán truncado su sueño al volver a ser deportados.