Cada día que transcurre se ve más difícil seguir tapando el sol con un dedo, la violencia se desata cada día con mayor fiereza en contra de la población: secuestros, robo de autos y casas continúan sin freno.
Hasta el momento el accionar del Mando Único Policial no se ha notado en las calles de Morelos pese a que comienzan a circular convoyes de policía, incluso, su presencia provoca aún más temor porque la gente sabe que puede confiar muy poco en la autoridad, sin importar de dónde provenga porque irremediablemente la mayoría están corrompidos por la delincuencia o son parte de ella.
Los movimientos sociales que se han gestado en casi todas las ciudades de Morelos ya comenzaron a tener eco en el plano nacional, las imágenes de los miles de morelenses que han salido a las calles desde hace semanas con mantas exigiendo paz y seguridad ya dan la vuelta al mundo.
Morelos es el centro de atención y lo seguirá siendo en las próximas semanas porque las protestas continuarán. El gobernador no ha podido conciliar con los manifestantes, lejos de ello, acusa a los organizadores de orquestar los movimientos en su contra por una “venganza política”, comentario tan desafortunado como enardecedor para cientos de morelenses que han sido víctimas reales delincuencia, organizada y común.
Graco Ramírez ha asegurado en varias ocasiones a funcionarios de la Federación que la situación en Morelos está bajo control, sin embargo, las imágenes que salen de Morelos al mundo no respaldan su argumento.
El futuro parece incierto, no se ve ningún resquicio por el cual se pueda encontrar la solución y eso es lo que a los ojos de la ciudadanía preocupa más porque no hay proyecto, rumbo ni equipo con el cual se pueda abatir este grave problema.
Los 18 meses que pidió el gobernador para terminar con la delincuencia están por concluir y la presión sobre el ejecutivo local será cada vez mayor porque el estado se encuentra en medio de un gran incendio y no hay agua suficiente para apagarlo. Al tiempo…