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Cuernavaca, Mor.- La confianza, el respeto y el amor son la base para que un matrimonio se consolide y rinda frutos en una hermosa familia que cumpla el mandato eclesiástico de estar juntos “hasta que la muerte los separe”. Así lo han aplicado durante casi 44 años Eusébio Hernández de la Rosa y María Guadalupe Estrada Bernal, quienes a pesar de lo difícil que fue el inicio de su matrimonio en 1970 por la precaria situación económica en la que vivía, lograron sacar adelante a cuatro hijos: Verónica, José Luis, Daniel y Adriana, todos ahora profesionistas, quienes les dieron nueve nietos, tres mujeres y seis hombres.
“Nos conocemos desde niños, desde que tenemos uso de razón, yo me vine a México y ella a Cuernavaca, pero no nos pusimos de acuerdo, sus hermanos y yo trabajábamos en una tienda de abarrotes en Zacatecas, entonces seguimos en contacto y yo venía a Cuernavaca a visitarlos a ellos y ahí la veía a ella, no venía a verla a ella, pero seguimos en contacto y ya después nos hicimos novios”, dijo el señor Eusébio. Tras dos años de noviazgo, ella viviendo en Cuernavaca y él en el Distrito Federal, decidieron dar el paso más importante de sus vidas que fue unirse en matrimonio y formar una familia, sin importar que empezarían de cero, ya que tuvieron que pedir prestado ocho mil pesos para poder realizar su boda y conseguir en donde vivirían.
“Al principio sí se sufre mucho porque no teníamos dinero. Del amor y de eso no sufrimos porque gracias a Dios él es correspondido y yo soy correspondida, pero para empezar por el dinero sí se sufre. Ha sido bien importante saber escuchar y saber pedir perdón, él tiene eso que me amuela aveces pero pide perdón y es noble y yo no soy rencorosa y le perdono, pero también él aveces se enoja conmigo”, compartió la señora Guadalupe.
Uno de los momentos más importantes que tuvieron en sus vidas fue cuando don Eusébio se animó a pedirle a la señora Guadalupe que fuera su esposa, aunque al paso del tiempo se ha borrado un poco el recuerdo el sentimiento de ese momento continúa vivo hasta la fecha. “Yo ya no me acuerdo muy bien cómo fue, pero me hizo feliz. Ella me decía que para cuándo nos íbamos a casar, pero yo no tenía dinero hasta que ya me animé a pedir prestado y dije ahora sí nos casamos y cuando le dije me dijo ‘pero cómo si no dinero tienes'”, relató don Eusébio.
La señora Guadalupe recordó que “mi mamá no quería que nos casáramos porque me decía que no tenía dinero, pero mi papá siempre me apoyó y decía que teníamos que empezar desde abajo, y pues más porque él veía que era un buen muchacho”. Los nacimientos de sus hijos fueron momentos especiales, esos en los que refrendaron su amor y empezaron a formar y consolidar a su familia es por ello que “uy cuando nació mi primera hija él estaba loco, más porque era niña, yo estaba en el hospital y le pregunté a mi mamá por él y me dijo ‘pues qué quieres se fue al centro a ver qué le compraba, no hallaba ya ni qué darle’, y pues regresó con cositas bien chiquitas para la bebé”.
Tras ocho años de vivir en el Distrito Federal, la familia se mudó a Cuernavaca, a empezar a construir su casa desde un cuartito hasta lo que actualmente han conseguido. Aunque don Eusebio siguió trabajando en la ciudad de México y tuvo que viajar todos los días a las 5:30 horas durante más de 30 años para poder darle un sustento a su familia, mismo que consiguió para otorgarle a sus hijos la posibilidad de estudiar una carrera universitaria.
Con toda la experiencia a cuestas y la solidez de su matrimonio aseguran que las parejas actuales ya no duran como antes porque no existe el compromiso real entre ellos, además que la falta de madurez para resolver los problemas y la pérdida de respeto han hecho que los divorcios a pocos años de casados aumenten. Recientemente el matrimonio pasó un de las pruebas más difíciles que fue un derrame cerebral del señor Eusebio, pero la fortaleza de él y el acompañamiento y amor de su esposa hicieron que saliera adelante y poco a poco vaya saliendo adelante y recuperándose.
Ahora, él jubilado viven tranquilamente disfrutándote mutuamente y a su familia, a sus hijos y nietos que acuden constantemente a visitarlos y a convivir con ellos, mientras don Eusébio y doña Guadalupe disfrutan de lo que es su amor eterno.
Hoy 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, lo celebrarán como lo han hecho desde hace 46 años que están juntos, desde su noviazgo, en pareja y con alguna sorpresa especial.